viernes, noviembre 18, 2005

Crónicas de marcha contra el TLC

Lencho, Osito, y Sarita

El pasado Jueves 17 de noviembre se realizó un manifestación masiva contra el Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos de América (TLC). En esta marcha se unieron por primera vez en meses, o años, varias instancias publicas, como, Universidades (UCR, ITCR, UNA), ICE, AyA, y varios sindicados de trabajadores, donde en la mayorías de los casos no son presas de la burocratización, que desvían la representación de los trabajadores por la de intereses personales, provocado por su distanciamiento de las bases. Este ejemplo lo podemos ver en el conflicto resiente de ASTRAA, sindicato de trabajadores del AyA, donde sus trabajadores se sintieron traicionados cuando sus representantes del sindicato, no consultaron con sus bases para tomar la decisión en la negociación con el gobierno. Esta poca democracia en los procesos de lucha es la causante de generar apatía de los ciudadanos ante los sindicatos, ocultando, dejando en segundo plano, las conquistas históricas en la lucha de clases. Nuestro sector, el Universitario se dio cita en el pretil de la Universidad de Costa Rica (UCR), donde llegaron grupos de otras universidades, y otras organizaciones gubernamentales.

Camino a San José, San Pedro

En Bici, quien iba a creer que andaría en Bicicleta por el Centro de San José

Como siempre a pasado, los medios de difusión masiva hicieron bien su trabajo de desinformación, y vulgarización de nuestra lucha. No importa. Nuestra Costa Rica, gracias a su historia de lucha por la educación no come cuentos baratos. Algunos siguen en ese mundo de fantasía de la imagen, pero no son mayoría, y nosotros los estudiantes, tenemos la obligación civil de rescatar esos obreros adormecidos por cuentos irrealizables, cuentos irreales. Nuestras ideas, en la mayoría revolucionarias, tiene que ir a la acción, no dejarlas como simples ideologías conmiseradas, mártires del alma, tenemos que ser congruentes con nuestro pensamiento.

Camaradas de Izquierda Unida, Yo, Miguelito, y otros

La marcha partió de la UCR, por ahí de las diez y cuarto, donde nos unimos a los compañeros de las otras instituciones en la capital, camino a la Asamblea Legislativa, para protestar al frente de la burguesía parlamentaria, y unos escasos pequeños burgueses (reformistas, algunos de ellos están en contra el Tratado). Algunos de ellos hicieron discursos en una pequeña tarima improvisada al frente del plenario, donde, obviamente, solo ellos hablaron, y algunos estudiantes oportunistas. Tenemos que llamar a la unidad, ya que las circunstancias obligan a la unión de aquellos que compartan nuestra preocupación inmediata, que es la ratificación del Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos.
Mamá de Alvaro, al fondo, Eugenio Trejos, Rector del ITCR

Salgamos, compañeros, es ahora cuando tenemos la obligación de defender nuestra soberanía, por el bienestar de nuestros hij@s y las futuras generaciones, no somos “bochincheros, peloteros” somos poseedores de un conciencia real, basada en la historia, no en idealismo conmovedores construidos sobre bases faltas sin fondo ni forma. Queremos motivar a la formación de opinión, no mediante al temor de ser despedidos (como se ha comprobado en fabricas de empresas privadas, donde se pasó un comunicado para la marcha de la otra semana a favor del TLC, donde personas humildes salen a luchar por el lucro de dos o tres personas, en su mayoría extranjeros, dueños de estas maquilas). La verdadera opinión es esa que nace del pueblo, no impuesta al pueblo, esa que garantiza la verdadera democracia. Formemos opinión, leamos, hablemos con conocedores, pensemos nosotros mismo.
¡Sin palabras: "TALAMANCA PRESENTE"!!!!


Yo defiendo lo que pienso, pero es lo que pienso, y se me tiene que respetar, porque tengo los argumentos para defenderlos, respeto aquellos que defienden lo que piensan, repudio aquellos que defienden ideas vendidas, sin ningún argumento que las respalden, por pereza mental, que prefieren confiar ciegamente en figuras, en sonidos, y escenasrepudio aquellos que quieren que luchen su lucha, los oportunistas, que saben, tiene su opinión, pero no la practican, quieren que luchen su revolución, los cobardes.

Buena Foto, apenas para un Afiche

Pablo Andrés Quirós Solís
Viernes 18 de noviembre del 2005

martes, noviembre 15, 2005

Las Mujeres Embrujadas de Esperanza (parte #7)




"Según cuenta la historia, un día conoció a una muchacha, y con solo un beso en la mejilla calló en coma, y cuando despertó, hablaba todas las palabras al revez, nadie le entendía(...)"




¿Quién era Lucrecia Borgia?, Andrés se preguntaba. Después de leer las cartas siguió con la búsqueda pero no encontró a simple vista nada que relacionado con Lucrecia. Su abuela, había muerto hace muchos años, de una enfermedad extrañísima que hacia que las personas se rascaran mucho la cabeza, dejaran de comer, y atentaran con la vida de sus cónyuges. Nadie supo como ni porque le había dado esa enfermedad. El abuelo en esos tiempos, le contaba su mamá, había partido hacia un pueblo muy lejano, donde solo se podía llegar a caballo dentro de la montaña, el decía: “Carmen está muy loca y se imagina muchas cosas, a veces, me reclama cosas extrañísimas y me quiere matar, me voy, me voy por un tiempo”. No podía ser la abuela, por lo que decidió preguntarle a su mamá cuando era más sincera, mientras cocinaba.

_Mamá, quería preguntarle algo del abuelo, Dijo Andrés.
_Que será, decime, Dijo la Mamá.
_¿Usted vio lo que tenía en el pecho?, dijo Andrés.
_Si, el tatuaje, supongo que tienes curiosidad de saber quien es Lucrecia Borgia, ya que mi mamá se llama Carmen, y no Lucrecia, ¿verdad?, Dijo la Mamá.
_Si, tengo curiosidad. ¿Usted conoce a Lucrecia Borgia?, Dijo Andrés.
_No se quien es, cuando mamá murió, el llego con de su viaje con eso en el pecho. El decía: “Es un espíritu que me protege de las enfermedades, me lo puso un medico brujo”, pero yo nunca me trague ese cuento, era otra, yo se que si. Dijo la Mamá.
_Mamá, donde queda ese pueblo donde iba el abuelo, Dijo Andrés.
_No se, pero talvez Alberto, su amigo, sepa donde queda, Dijo la Mamá.

Andrés vio el dolor de su madre al contar la historia, y decidió para de preguntar. Tenía una mirada perdida y penetrante, provocada por el dolor nostálgico de los recuerdos de su madre. Alberto era un viejo de alrededor 90 años, que vivía en el asilo de loco de la capital. Según cuenta la historia, un día conoció a una muchacha, y con solo un beso en la mejilla calló en coma, y cuando despertó, hablaba todas las palabras al revez, nadie le entendía, en cualquier momento se le iban “los fuses”, caía repentinamente y empezaba a hablar al derecho. Los médicos tuvieron que amarar varias almohadas en la espalda y el pecho, para una eventual caía, ya que el hombre detestaba las sillas de ruedas. Andrés emprendió el viaje al Capui, el asilo de locos, pero no sabía lo que le esperaba.

El plan tenía dos propósitos generales, uno, mantener su extranjero, dos, lujuriar a placer sin alterar el punto uno. Se presenta el primer inconveniente para el diseño del plan, tiene que evitar que su amante no caiga en las garras del embrujo.
Eran días de noviembre, cuando la lluvia cae, y el frío abunda, esos días melancólicos para cualquier enfermo mental. El extranjero estaba en lo suyo, que prácticamente era lo de ella, pero ya sentía venir el pavor de los días festivos. Contrariamente para Juana, estos días eran ideales para implementar su plan, ya que, en Esperanza arriban cardúmenes de extranjeros de todos los colores y sabores.
Ese martes maldito se sentó sola en el escritorio de su apartamento, a saborear con su mente perversa, los cuerpos de hombres, mientras él, veía las estrellas desde su casa, pensando en ella, en los momentos pasados, en Esperanza, aquellos días que la probó por primera vez. El plan tenía dos grandes secciones, una dedicada exclusivamente al extranjero, con una sección de excusas, todas verdaderamente válidas, para escapadas nocturnas, y una sección de palabrerías mañaneras con el fin de justificar lo anterior. El día estaba tan feliz que pudo captar unas verdaderamente asombrosas, que más bien hacia sentir culpable al extranjero por dudar por un instante. Eran perfectas. La segunda sección eran protocolos de cotejo, según el perfil de la victima. Estos protocolos eran muy generales, al final de estos, como aplicarlos en bailes, las bibliotecas, en los buses, piscinas, viajes, y un sin número de lugares increíbles, como por ejemplo una procesión religiosa de semana santa. Ella sabía que el documento era verdaderamente peligroso en las manos de cualquier hombre, por lo que decidió guardarlo celosamente de sus mejores amigas, familiares, y más aun del extranjero y cualquiera de este genero.
Tenía que resolver el asunto del enamoramiento (Apéndice I), por lo que en esos últimos días universitarios empezó a probar dosis, con los siguientes resultados:

  • Dos gotas de rocío de rosas: miradas de reojo con sonrisas esporádicas.
  • Tres gotas de rocío de rosas: miradas penetrantes con alteración del sistema locomotor.
  • Cuatro gotas de rocío de rosas: presentaciones aleatorias alegando conocerla y, en algunos casos, declaraciones de amor incondicional (y en casos extremos proposiciones de matrimonio).
  • Cinco gotas de rocío de rosas: penosos actos de locura (como por ejemplo, arrodillamientos callejeros, persecución, etc.).

Ella escogió aplicar la dosis dos y tres (tres y cuatro gotas) según la lejanía del extranjero, la cantidad de personas conocidas, y lo guapo que esté el muchacho. Veamos la formula aplicada en el siguiente ejemplo:
  • Lugar: Esperanza.
  • Cantidad de personas conocidas: 5.
  • Guapez del muchacho (del 1 al 10): 9.
El lugar está bastante largo, en caso de que el extranjero se quede en casa, la cantidad de personas conocidas es medianamente aceptable, por último el muchacho esta bastante bueno para ella, por lo que decide aplicarse cuatro gotas de rocío. En algunas situaciones sale con dos gotas puestas, por lo que de emergencia, acude al baño y aplica dos gotas más.
Todo estaba listo, duró en la redacción, una semana y dos días, más que todo por las pruebas de campo, pero tenía que ponerlo en práctica, por lo que dejo varios trabajos de fin de semana, para acudir a aplicarlo ese fin de semana, en Esperanza, ya que Diana avisó que había llegado una cardumen de Españoles y Italianos, y se oía que había fiesta de bienvenida. Tenía que cerciorarse antes de ponerlo en práctica ese fin de año. Salió el viernes, apresuradamente, después de clases, y tomó los cuatro buses para llegar a Esperanza. Cuando llegó a Esperanza la esperaba Diana, y otras amigas.

Continuará...

Pablo Andrés Quirós Solís
Martes 15 de noviembre del 2005