jueves, diciembre 20, 2012

Viaje intergaláctico



Corazón clandestino, seccionado en mil,
amor de prostíbulo, tristeza infinita.

Dejo los temblores y temores de asalto.

La nave no sabe de amores contrariados
no sabe de un país chiquitico
agricultor de revolucionarios centroamericanos.

La nave despega por la noche
para no asustar a los puertos,
para dejar pensando en sueños
extraños a los únicos amores
verdaderos de San José.

El imperialismo europeo es un viejo terco.
Yo voy como si fuera vanguardia,
lleno de borracheras y acciones radicales.

Mi maleta está llena de expectativas.
Mis libros no alcanzan a calmar mi colonia mental.
Mi ansiedad se mide en nostalgias de techos herrumbrados.

Creo que tendré que pensarte en una célula explosiva.
Para no sentirme invadido por una carabela española.

Te dejo tirada en tus deudas externas,
en tus despertares de domingos rojos, enamorados.

Tocaré el suelo como si fuera un extraterrestre.
Como cuando Rosa roja salió de Varsovia
para estar en la punta del fusil de masas.

Te estaré pensando desde la madera tropical de mis huesos.

martes, diciembre 04, 2012

Los chamacos imaginarios


Existen en la potencialidad divina de las mentes de algunos locos.
Todos fuerzan el pensamiento dogmático tomados de la mano.
La sala se asoma por los ladrillos de las paredes y no aguanta la risa.
Entonces un temblor, de dimensiones cuestionables, tira un sustillo.

En la intimidad, estos hipócritas,
se ven en una porno hardcore.
En ese momento sucio, capitalista,
ven un niño en un parque,
en el reflejo de sus tristes soledades
después de las eyaculaciones.

Y así se dirigen los dos con esas malas vibras,
a las prácticas burguesas,
de solucionar realidades
creando familias ebrias,
que vive la vida repitiéndose
en aburridísimas cocinas con tele.

Yo les aconsejo que se compren un perro o se suiciden.

Da igual

o podés tomar el camino difícil,
de leer sociedades, modos de producción
e imaginar una bruja devastada en los ojos de tu amiga.

En ese momento los chamacos imaginarios explotan por los aires.

domingo, diciembre 02, 2012

En un día en transición


En día en transición el cielo es rojo y atardece solo en los barrios finos.

Es un día en donde llueve por dentro del frio de las latas y por fuera está la vida.

El sol sale a tomar la tristeza camino al suelo
sin pensar ni siquiera a cual planeta está visitando.

El suelo se deshace entre escupas y chiles radioactivos
y por esas calles, un niño huele cemento mientras vende flores.

Y su luz quema la frente de las masas, y detrás de ellas,
se ve llorando descalzo y sus ojos miran un mar negro lleno de bancos.

Delante está desparramada la realidad.

Escupiendo como una lacra a los pies del pobre.

La tomo como quien saca una cerveza clandestina en horas laborales.

Como quien asume las esperanzas de la iglesia y el Estado
derrotadas en grandes bóvedas antiguas del dinero imaginario.

La izquierda comunista enfrenta la realidad
con la rigurosidad que solicita el hambre en la crisis.

Entonces las organizaciones de mano alzada
abrazan a los suyos, y entre la fiesta humana,
todos quieren sentirse más ilegales que ayer.

Nada de esas cobardías del voto oculto en una caja.

Me asumo con las manos arriba y un beso profundo de clase.

Nadie dura más que una revocación colectiva.

Esos diputadillos parlamentarios...

Un día en transición es de prácticas de futbol.

Hay que saber como saber brincar las paredes del poder y desviar bombas atómicas,
para meterle el gol que provoca la invasión masiva al campo de la lucha de clases.

Y nos ponemos a incitar  un "aprete" de las fronteras con huelgas solidarias.

Y te agarro la cintura y los labios conectan poblados enteros
con esa boca rica de acento extranjero.

Y el mundo está apretando por nuestras incitaciones científicas.

Y somos ciudadanos mundiales.

En un día en transición mientras una célula explota con una bala,
grupos de seres humanos se esconden en grutas planeando el mejor partido del mundo.