Las letras se alborotan en el anochecer lluvioso del corazón,
se escriben a si mismas en lenguajes fantasmales.
Terrores nocturnos levantan la desgracia,
la mirada fija en el silencio inmóvil de la cortina.
Escribo desde el futuro, desde la melancolía adelantada.
Escribo por el amor miserable, por tu olor ausente.
Mi desgracia es producción frustrada.
Es una declaración inútil, no un decreto.
El huracán de contradicciones me lleva a veces,
me hace sentirme hombre del futuro.
Compañera, estoy metido en el lodo del insomnio,
no quiero ser otro hombre de 20 poemas.
Lucho por la libertad de mi bruma fría,
por el amor libre.
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