domingo, julio 29, 2012

Nacimiento de una idea



Esta germinando dentro de cuerpos mutilados y barro
la idea más preciosa que puede tocar el corazón humano.

Imposible de matar con balas el amor del granito de arena.
Tiran bombas a un mar inmenso de lágrimas.

Yo por ejemplo, soy Cabécar, Borruca y Chorotega.
Además soy un poco bananero, cafetero,
obrero de maquila y desempleado.

Yo mismo siento la mirada triste del maya.
Siento la tristeza profunda de marchitar la vida
en días de eternos látigos de uniformes verdes.

Estamos unidos por muchos cuerpos ausentes.
Y cuerpos presentes que sufren infinitos días de soledad.
Con miles de fantasmas que caminan nuestra espalda.

A mi el odio me hizo más blanco.
Pero llevó en mi alma,
en mi osamenta,
la rabia de 500 años de lucha.

Estamos vivos, escondidos en cuerpos distintos
pero anelando nuestra victoria más grande.

Fuimos: ¡Patria o Muerte!

Nos mataron.

En estos días,
de imagenes veloces,
nos vemos tan juntos,
tan humanos,
tan unidos.

Sin embargo, nos tiran edificios grises,
asaltos, alcohol y drogas.

Ahí nacimos, en una idea muerta.

Pero hoy, la tierra tiembla.

América despierta.
Asia despierta.
Africa despierta.
Europa despierta.
Ocenía despierta.

Nace una: ¡Revolución Mundial o Muerte!

miércoles, julio 25, 2012

Indio blanco


Soy un indio blanco de la ciudad.
Mi color no esconde mi rabia.
Esta se ve en mis huesos tristes:
cabeza redonda, pequeño, piel blanca.

Llegué acá caminado
desde una montaña en Herradura.

Mi abuela heroica cazaba en la selva,
paría esperanzas perdidas.


Mi abuelo fumaba su propio tabaco.
Hacia puros gigantes.
El saco de gangocha lo viste a él y a todos sus hijos.

El cemento, los barrios, los bares son mi selva.
Mis vecinos viven en casas alquiladas.
No tenemos nada.
Tenemos fuerza, hambre, odio y vidas precarias.

Vivo en un colonia moderna.
Una mirada de odio de 300 años
se refleja en miles de buses
que salen de las fábricas,
de edificios gigantes llenos de oficinas.

Nunca pensaron los conquistadores
que los espíritus colonizados son inmortales.
Donde hay dos hablando, está ahí presente.
Venimos de fosas comunes en Guayabo,
nadamos en ríos de sangre por trabajo.

El indio rebelde de Talamanca está vivo en mí.
Nos hicieron obreros con látigos e insultos.
El obrero tico es el indio colonizado de América.
Hombre sin tierras, sin fábricas.
Sin vida, rabioso de venganza milenaria.

Tiene en su espalda un millón de derrotas.
Construido en bases sólidas:
a punta de caballos y perros,
cuchillos, bombas y torturas.

Nos escondidos montaña arriba,
barrio abajo, entre los puentes.

Resistimos.

La vida que se resiste a morir
es la humanidad más avanzada.

Matará al capitalismo
y nos devolverá la historia humana.

Mataremos hasta el último asesino.
Los de cuello blanco y traje verde.
Lo borraremos con amor de vida.
Sacaremos armas letales,
que no se detienen con fuego,
ni con la mentira de la iglesia.

Les quitaremos el banco de lágrimas.
El oro de las bóvedas.
Seremos los hijos del mañana,
amigos, hermanos del mundo.

El indio de América, de Europa, de Asia,
amarillo, blanco, negro, gris, azul.
El indio que nace mañana, se da cuenta
que la revolución mundial está cerca.

miércoles, julio 18, 2012

Comunicación no verbal


(mini alemana)

Entonces en un contrato absurdo
los relojes se atrasaron,
y estúpidamente, en mi hora tica,
estoy atrasado en cuanto a vos.

A toda prisa me urge verte los ojos,
ver tu cortina transparente,
que enciende la curiosidad humana.

Tenemos un mundo increíble escondido.
Yo, por ejemplo, me veía simplemente multiplicado
en edificios, casa con verjas, lluvias eternas,
miedo, mucho miedo de la vida futura y de la policía.

Cuando conocí  a otros hermanos sufridos,
no volví a estar solo.
Ahora, están las fronteras pintadas con odio ante mis ojos.
El capricho de los dinosaurios.

¡Y te veo hermana lejana, compañera!
No puedo ser solo latinoamericano ahora,
y negar que el mundo entero llora.
Llora por vos y por mi, por todos.

Somos vidas cansadas que giran interminables
vueltas al sol, cocinándose bajo oscuras paredes.

Rejas de nuestra tristes vidas,
que cogen todos los buses tarde.
Llegaron corriendo automáticamente
a pasar la libreta que nos amarra a la tierra.
Tierra de unos pocos.

Yo tengo hambre y amigos desaparecidos.
Se esfumaron 10 mil, 50 mil.
Vieron volando su lucha desde un avión al mar.
Sus manos rodaron ante sus ojos.

Tendrás que entender que soy radical.
Tengo que amar profundamente.
Tocarte sincero, verte sufrida.

Seguir con mi papel humano.
De besar toda la noche y trabajar el día.

jueves, julio 12, 2012

El bus de las seis


La banca metálica recibe el bus del centro.
Bajan tristes números con loncheras.

Suben otros, no se hablan.
Entra y salen, con su estela de humo negro.

A veces me trato de sacar de mi papel de hombre.
Me motón en mi máquina humana
para ir por los techos,
esquivando las antenas,
caminando con cuidado,
saltando trasparentes,
viendo dentro de las casas,
todos sentamos frente al televisor,
mirando infinitos minutos de vida,
el mensaje no enviado,
la tristeza de sentir precaria compañía.

Las calles están llenas de vitrinas imposibles.
(podría ser posibles con esta piedra hermano)

Y las cárceles  con fuerzas impulsadas
por un solo individuo.
Una sola lucha.

No quiero tener
todas las mercancías
si no son para todos.
Es lo justo hermano.

Me bajo, pero veo en las esquinas
loncheras hablantes,
que se unen con los sin brete.

La señora sale gritando,
pero donde ve su hijo
les ofrece su sufrimiento.

Todos comen desesperados,
entre la puerta entreabierta,
se sienten sus ojos
en la novela de las seis.

Sus hijos piden cosas imposibles.
El mundo ofrece cosas imposibles.

Prepara la comida de infinitos días,
dejando sorpresas de medio día,
en la humildad de carnes baratas.
Y nada se limpia solo.
Nada.
Es una vida de replay.
La misma cosa, la misma vida.
Los mismo rostros,
la misma miseria.

En estos días los poemas sangran,
y entre más los veo por las ventanas,
me salgo al techo, para contarlos.
Somos muchos.
Y sin embargo el bus de las seis
está ahí inmóvil con bancas duras.

Hay brisa de colonias baratas,
que te recuerda a tu barrio,
a la vecina divina,
A tu abuela.
A tu madre.
A tu tristeza.

Hacemos todo esto
Y nada nos pertenece.
Yo solo tengo esta antena,
y una vida reflejada
en esperanzas lejanas.

Enciendo la vida
de vez cuando
y escucho gritos
de un mundo  que muere.

Encendido el corazón
la guerra no termina.
No termina nunca.                        

Nos disparan billetes
con caras de hombres ricos.
Tiene el descaro de insultarnos
con nuestra preciosa vida consumada.

Estos buses repletos que van y vienen
son los mismos que van a la guerra.
Son los mismo, de aquí o allá.
Los mismos amarillos
que llevan los niños
donde se enseña a morir solos.
Las pobres almitas
que tienen en sus cuerpo
la belleza de no entender las reglas.
Porque hay que entender las reglas.
Reglas absurdas,
la regla del café,
la regla de mirar y no tocar,
de no decirte que te amo,
de no reclamar lo nuestro.

Es estúpido tenderlo todo y no tener nada.
Es estúpido tener un salario finito, chiquito.

Yo veo donde sale hombres que hacen edificios
y se meten a los mismos buses cansados, borrachos
por dentro,  y por fuera.

Otros pasan media vida
en una sillas giratorias,
¡Con este sol divino que te escupe por la ventana!
Te dice: tu vida pasa, corre, te haces viejo.
Te estas pudriendo, ¡te están matando la vida!

Yo quiero que aparezcan las sombras nocturnas, otra vez.

Las que planean mañanas refrescantes
llenas de nosotros, afuera, en la calle, en el campo.

Hasta ahora han ganado, todas las batallas.
Pero mientras seamos niños curiosos,
ausentes de entender reglas,
Podremos respirar un poco por todos.

¡Como si se nos fuera acabar la esperanza!

miércoles, julio 11, 2012

Carta a mi compañera del futuro


Guila:

Te dicen bruja, te persiguen y te matan. Desgarran tu vientre en el fuego. Amiga, estoy mirando consternado. Le digo a las personas que veo sobre esta situación. La mayoría se muestra consternada.
Compañera hay esperanzadas. Tenemos que seguir puteando  con el brazo izquierdo en alto. El brazo suma y alegra. Es una canción linda que nos saca las lágrimas y nos da ánimo.
Te escribo acá en el pasado. Seguramente me escucho un poco loco, porque mi letras se escriben con mi sujeto social, instalado en esta configuración. Nuestro principal triunfo es cuando cambiemos esto. Esta casa, este trabajo, esta vida miserable. Enredados en las ciudades más oscuras, mas triste de la tierra.
Estoy seguro que sembraremos flores en la avenida central.
Podremos salir a ver nuestra familia del campo. Dejaremos de ser ciudad y simplemente seremos pueblo. Pueblo amigo, compañera.
 La furia está encerrada en las cárceles de cemento gris. Ahí estamos borrachos, furiosamente desconsolados.  Ahí están las prostitutas, las mujeres que dispararon a los golpes salvajes del que fue su  amigo.
Te escribo, porque me haces falta. Porque te necesito. La tristeza es más alegre cuando estas compañera. Acá estaré en la lucha, hablando con la gente. Discutiendo con amigos, llevando la esperanza. Agregate a nosotros, luchemos juntos.

Hasta luego.