Contradicción primera: negarla y mencionarla a la vez.
(poesía que no incorpora nada a la lucha de clases)
Segunda contradicción: asumir el pensamiento cíclico.
(ej: pensar casa pequeña con cara preciosa,
decir un millón de mentiras por la noche
y despertar besándote el cuello, etc etc etc)
La vieja lucha del pensamiento crítico (Marx)
y la vida cotidiana (aparato electoral, la familia, etc).
Pues,
no encuentro sentido alguno de las obras de "arte"
si las élites intelectuales no tocan madera
y dan mano de los del trabajo productivo.
(y sus ideas radicales)
Esto no significa, que cuando suenas los balazos,
no te tenga pintada en murales internos
que acompañan los caminos interminables de mi cabeza.
Te veo metida en la montañas Quiché
Esto no significa, que cuando suenas los balazos,
no te tenga pintada en murales internos
que acompañan los caminos interminables de mi cabeza.
Te veo metida en la montañas Quiché
tocando un poco nuestra propia sangre extraviada
feliz de experiencias nuevas, vitalizantes.
feliz de experiencias nuevas, vitalizantes.
Un amigo me dijo un día, cubrámonos de noche,
registremos sus patrullas y caminos en un cuaderno,
pintemos la Fuente de la Hispanidad
con colores para nuestros amigos de las seis,
y yo lo hice por ellos y por vos
aunque no lo creas.
Y no te conocía.
Estabas ahí, conmigo, yo detrás de rejas
y vos tirando gasolina a monstruos verdes
luchando por un amor individual y colectivo.
Tercera contradicción: chequear el folder prohibido varias veces al día,
y decir que no te busco en bares.
y decir que no te busco en bares.
(cómodo como un burgués, luz tenue, tu mano imaginaria ausente,
cartas no recibidas y no enviadas, no estás, no existes,
te fuiste a haces meses y vuelves otra vez con mentiras)
cartas no recibidas y no enviadas, no estás, no existes,
te fuiste a haces meses y vuelves otra vez con mentiras)
Desmoralizado. Odio fugaz. Reconciliación Interna. Trago de guaro. Intento de lectura histórica.
Nueva lectura: Siempre estarás presente en mis pinturas callejeras,
en mis gritos que amanecen pintados desde los vidrios de los buses
y sorprende a muchos, en especial a los tombos y arrendatarios.
Todas son Rosas, Abriles, Tamaras, o el nombre de un árbol. Esto confunde a la gente.
La hace ver somo si fuera poesía, no saben que es solo un nombre, metido un cuerpo pequeño.
Un cuerpo poético, que mueve estrofas en paredes de San Pedro, en asientos de buses, en casas.
Estás ahí, aunque tu nombre cambie, aunque estes lejos.
No me creo un árbol, más bien soy una especie de raiz,
sin tronco, ni salida al sol, que se expande en multiples direcciones.
Estás ahí metida, en una coyuntura fuerte, que modifico una extensión del camino,
cambio el curso de la vida, la llevas ahora por nuevas formas.
No te veo como cuatro esquinas, dos calles.
Te veo más bien, como encuentro de furias,
abrazos nocturnos, manos pequeñas apretadas.
Un pequeño gesto con la boca que dice mil palabras.
Ese tipo de coyuntura.
Son mis contradicciones, mis enfrentamientos, mis luchas.
Los viejos demonios que merodean como moscas.
Yo los alejo con un gesto, con un soplo de viento.
Con la conciencia escrita con lapicero en la mano.
Tocándome como un dedo necio en el pecho.
Hasta que finalmente, cambie la moral.
Entonces, si estás ahí.
Es decir si estás, escrita en mis documentos.
Pero si estás. Pero no estás.
No te puedo oler.
Última contradicción.
Estás ahí, aunque tu nombre cambie, aunque estes lejos.
No me creo un árbol, más bien soy una especie de raiz,
sin tronco, ni salida al sol, que se expande en multiples direcciones.
Estás ahí metida, en una coyuntura fuerte, que modifico una extensión del camino,
cambio el curso de la vida, la llevas ahora por nuevas formas.
No te veo como cuatro esquinas, dos calles.
Te veo más bien, como encuentro de furias,
abrazos nocturnos, manos pequeñas apretadas.
Un pequeño gesto con la boca que dice mil palabras.
Ese tipo de coyuntura.
Son mis contradicciones, mis enfrentamientos, mis luchas.
Los viejos demonios que merodean como moscas.
Yo los alejo con un gesto, con un soplo de viento.
Con la conciencia escrita con lapicero en la mano.
Tocándome como un dedo necio en el pecho.
Hasta que finalmente, cambie la moral.
Entonces, si estás ahí.
Es decir si estás, escrita en mis documentos.
Pero si estás. Pero no estás.
No te puedo oler.
Última contradicción.
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