El lugar donde asustan con vientos frios,
manos que tocan sin tocar en la oscuridad,
está en una carta aún no escrita.
Son fantasmas que no existen,
ocultos en el temor del dolor ajeno,
y propio porsupuesto.
Me gustan las frutas tropicales,
que puedo decir.
Me gusta saber que sufrimos desde siglos,
y que los muertos asustan a los ricos.
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