Te imagino en la armonía de la selva de tu cuarto,
acostada de la imaginación que cae como rocío en tu espalda.
Te imagino con ganas de rociarte suavemente con el impulso pasional,
te imagino malcriada, mirando con cara anochecer frustado.
Te imagino en la certeza de un humo atrapado en mi mente,
como celulas extraviadas a lo largo de mi pecho, y ojos perturbados.
Te imagino como oportunidad frustrada por un amanecer repentino,
te deja desnudo, siendo tu piel postrada a la claridad de tu vida rodada.
Te imagino corriendo juntos apretando el gatillo y gritando felices.
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