martes, septiembre 06, 2005

El Gran Problema de la Soledad

Que difícil es solucionar el problema de la soledad. Nuestra soledad comienza cuando salimos del vientre de nuestra mamá. Aquí el amor incondicional (amor que no necesita ganarse) es nuestro primer acercamiento a la solución. Pero en personas adultas el uso exclusivo de este tipo de amor resulta enfermizo, ya que en la mayoría de los casos hemos superado nuestro apego maternal (el directo con nuestra madre), para buscarlo en otra persona, es decir buscamos otra mamá. Este amor incondicional esta compuesto de dos elementos, la leche, y la miel. La necesidad fisiológica de alimentación es la que se representa en el elemento de la leche, y la miel es representada en las emociones afectivas dadas por la mamá. Una deficiencia de “la miel”, según Erich Fromm puede provocar tendencias suicidas en etapas posteriores ya que este elemento es el que nos da el amor a la vida, es decir “las ganas de vivir”.

De la mano del amor incondicional, aparece el amor condicional dado por la figura paterna. Esta figura paterna, en el mejor de los casos, es el que nos enseña a poder ganarnos el amor. Nuestra relación se basa en actos que puedan satisfacer las expectativas y necesidades de nuestro papá, por eso es más laborioso. Pero la única presencia de este tipo de amor tiene consecuencia también funestas ya que una relación basada en amor condicional resulta fría y aburrida. La combinación perfecta de estos dos factores son las llamadas familias que llaman los sicólogos como “funcionales”, y las que presentan problemas en relación a esta relación son las llamadas “disfuncionales”. Es una falacia pensar que amor solo existe hacia una sola persona, como Erich dice: "si amo realmente a una persona, amo a todas las personas, amo al mundo, amo la vida". Siguiendo esta idea podemos identificar varios tipos de amores que mencionaremos a continuación.

Amor fraternal: Entendamos por amor fraternal como el amor a todos los seres humanos, tal como Jesús decía a sus discípulos que amaran a su prójimo como a sí mismos. Así, el amor sólo comienza a desarrollarse cuando amamos a quienes no necesitamos por un fin egoísta.

Amor materno: El amor materno no sólo contribuye a la conservación de la vida del niño y su crecimiento, sino también debe inculcar en el niño el amor a la vida (la miel). El amor madre-niño crea una dependencia de éste último necesaria, y a diferencia del amor erótico, donde dos seres separados se vuelven uno, en el amor materno dos seres que estaban unidos se separarán. En el momento de la separación el amor materno se hace más difícil, imposible si una madre no puede "amar a su esposo, a otros niños, a los extraños, a todos los seres humanos." (Aquí las madres sobre protectoras).

Amor erótico: A diferencia del amor fraterno o el materno, el amor erótico es una unión con una única persona, exclusivo y no universal, siendo "la forma de amor más engañosa que existe". No hay que confundirlo con la experiencia de "enamorarse", situación ésta limitada por el hecho de llegar a conocer a la otra persona tanto como a uno mismo, o mejor dicho, tan poco. Otros factores que muchas personas se confunden al considerarlos formas de salvar la separatidad son hablar de uno mismo, de las esperanzas, mostrar aspectos infantiles, establecer un interés común frente al mundo... También es erróneo confundir el deseo sexual con el amor, aunque el amor pueda inspirar el deseo de la unión sexual. El deseo sexual sin amor no conduce a la unión, salvo en sentido orgiástico transitorio. (Como una droga de corta duración).

Un aspecto importante a considerar es la ya comentada exclusividad del amor erótico. El amor erótico sólo excluye el amor a los demás como fusión erótica. Hemos visto el amor erótico como atracción individual y concreta entre dos personas, pero también podríamos hablar de un acto de voluntad y un compromiso, pues de ser sólo sentimiento no tendría sentido hablar del amor eterno, del matrimonio hasta que la muerte los separe. Aquí Fromm no distingue entre el matrimonio decidido por terceros y el de la elección individual, pues la voluntad será la que garantice la continuación del amor.

Amor a sí mismo : Si un individuo sólo ama a los demás, no puede amar en absoluto; por el mismo motivo, si sólo se ama a sí mismo, nada sabemos sobre lo que es amar. El egoísta ni tan siquiera llega a amarse a sí mismo, sintiéndose vacío, infeliz, preocupado por arrancar a los demás las satisfacciones que él no puede/quiere conseguir. En el caso de una madre sobreprotectora, más que un amor excesivo lo que muestra es la forma de compensar su total incapacidad de amar. En esencia poco diferencia el efecto producido por la madre generosa y la madre egoísta, pudiendo ser peor la primera, en cuanto los hijos evitan criticarla, se sienten presionados, la obligación de no desilucionarla. Para llevar a un niño a conocer la felicidad, el amor y la alegría no hay nada como una madre que se ama a sí misma. Algo similar podría decirse de una persona ‘generosa’ que poco o nada quiere de sí mismo y sólo vive para los demás: no es feliz, es hostil hacia la vida, la generosidad es una fachada que esconde un intenso egocentrismo.

Amor a Dios : Si hubiera que sintetizar la idea que Fromm aporta acerca de la necesidad de amar, podríamos decir que esta necesidad existe motivada por la separatidad, como forma de superar la angustia que el estado de separación produce en el hombre, siendo la unión la solución.

El hombre surge de la naturaleza, de la madre, de una unidad original a la que se aferra por encontrar en ella seguridad. En una primera etapa evolutiva se identificaba con los animales y los árboles; muchas religiones primitivas reflejan esta etapa evolutiva.

Posteriormente es capaz de moldear figuras en arcilla, metales, cuando ya no depende tanto de la naturaleza; entonces aparecen los ídolos que adquieren apariencia humana. Parece haber existido una fase matriarcal de la religión anterior a la patriarcal en determinadas culturas. La fase patriarcal marca determinados principios o normas a obedecer, la sociedad patriarcal es jerárquica; pero los aspectos maternos no pueden ser totalmente eliminados, teniendo un claro ejemplo en la Virgen de la religión católica.

En muchos casos los dioses han evolucionado de la misma forma que lo hacía la sociedad; el paso de una estructura social centrada en la madre a una centrada en el padre produjo el campo de dios matriarcal a patriarcal. Dios en la religión católica es un ente sin nombre, justo aunque severo en ocasiones, es amor, se compromete, es la fuente de toda existencia. Es la figura del padre al que hay que obedecer, un amor condicionado, que premia ante los buenos actos y se enoja ante la desobediencia.

Bueno como podemos ver, esto es tan solo una pincelada de la llamada teoría del amor de predica Erich Fromm, recomiendo que se den a la tarea de leer este libro “El arte de amor”, no es un libro del tipo de “auto superación personal”, si no que tiene fuerte bases científicas, no idealistas.

Pablo Andrés Quirós

1 comentario:

rocasaca dijo...

Chiquitin !!... muy interesante el tema del amor desde la perspectiva del Erich Fromm, que inocentes y hasta tontos nos comportamos en muchas relaciones interpersonales, mostrando de manera inconciente muchas de las necesidades afectivas que de una u otra forma carecemos algunos en mucha o menor medida... sabes separaciones maternales a edades tempranas, crecer sin figura paterna, son carencias que de una u otra manera crean en el individuo también una evolución en la concepción del amor propio y hacia los demás.

Aqui le dejo esto..para complementar las ideas aqui expuestas

—¿la vida, cuándo fue de veras nuestra?,
¿cuándo somos de veras lo que somos?,
bien mirado no somos, nunca somos
a solas sino vértigo y vacío,
muecas en el espejo, horror y vómito,
nunca la vida es nuestra, es de los otros,
la vida no es de nadie, todos somos
la vida —pan de sol para los otros,
los otros todos que nosotros somos—,
soy otro cuando soy, los actos míos
son más míos si son también de todos,
para que pueda ser he de ser otro,
salir de mí, buscarme entre los otros,
los otros que no son si yo no existo,
los otros que me dan plena existencia,
no soy, no hay yo, siempre somos nosotros,
la vida es otra, siempre allá, más lejos,
fuera de ti, de mí, siempre horizonte,
vida que nos desvive y enajena,
que nos inventa un rostro y lo desgasta,
hambre de ser, oh muerte, pan de todos. "

Fragmento de "Piedra de Sol"
Octavio Paz

Su amigo Robert